Mi familia

lunes, 16 de diciembre de 2013

122.- ¿SUFRE VIOLENCIA MACHISTA TU HIJA ADOLESCENTE?

Sobra decir que la violencia de género ha aumentado considerablemente en los últimos años en todo tipo de  de relaciones de pareja, incluidas las de los adolescentes. A todos los padres se les encoge el corazón con sólo pensar qu su hija puede ser una más de las muchas adolescentes que están viviendo la pesadilla de un noviazgo violento.

El mayor problema es que, la mayoría de las veces, las chicas adolescentes por miedo, por vergüenza o por sentirse culpables, lo ocultan, se callan y no comparten con sus padres lo que les está sucede y, por tanto, cerecen de la ayuda que tendrían si les hubiesen abierto su corazón.

¿Qué es la violencia?

Violencia es ejercer acoso, control o cualquier conducta abusiva para mantener el poder sobre la pareja de relación. Cualquiera puede ser víctima de violencia, sin importar la edad, la raza o el género.

La violencia machista no es únicamente un problema de las parejas casadas; las chicas adolescentes son, con demasiada frecuencia, objeto de  la misma.

La violencia sobre una adolescente la puede ejercer su pareja sentimental, alguna compañera envidiosa o despechada o un adulto. En cada caso, la violencia se manifestará de diferentes maneras:

Física: recibir golpes, patadas, empujones y hasta la muerte.

Emocional: recibir insultos o amenazas.

Sexual: sentirse obligada a participar en la actividad sexual aunque no quiera.

Tecnológica: ser acosada mediante las redes sociales.

Síntomas de que una adolescente está sufriendo violencia por parte de su pareja:

+ Desde el principio de la relación el maltratador pretende conseguir un “acercamiento”, intenta “controlar” a su pareja muy sutilmente, sin ejercer ninguna violencia, pero quitándole  libertades: “No te pongas esa ropa porque te miran los chicos”,”no te maquilles de esa forma”, “no te juntes con esa chica porque no me cae bien”, “no hagas caso a tu madre, es una anticuada”.  

La adolescente está dejando las riendas de su vida en manos de su pareja, sin percatarse de ello.

Me encuentro mal, triste y malhumorada, pero no entiendo por qué”.

La adolescente se cree profundamente enamorada de su chico, pero hay cosas de él que no le gustan y que le provocan esa tristeza y malhumor.

+ La violencia es real, pero invisible. La adolescente, en un fallo garrafal de la educación, sigue manteniendo una visión romántica del amor en la que las chicas aguantan todo, seducidas por la figura dominante y protectora del chico. Están, por tanto, en una situación de desigualdad respecto a su pareja masculina.

Rechazar la desigualdad

Es erróneo pensar que todos los adolescentes, ellos y ellas, han asumido la igualdad de derechos y deberes; tal vez, algunos en el plano teórico, pero muy pocos en la realidad.

A las chicas incapaces de detectar la desigualdad, sólo les queda padecerla y sufrirla. Bueno sería hacerles recapacitar sobre el error que supone aceptar una situación de desigualdad ante su pareja y de dominancia del chico sobre la chica. Eso no es amor. De una relación dominada por la violencia no puede salir un matrimonio feliz.

La educación en la igualdad afecta a algunos aspectos, pero no cala en todos porque hay hombres que aún necesitan construir su identidad a partir del dominio y de la posesión sobre la mujer.

A la chica hay que decirle:No te ama el que te domina por medios violentos, el que controla tu vida, el que impone su punto de vista, el que te exige una entrega incondicional como prueba de que le amas, el que te maltrata física o psicológicamente, etc. etc”.

La mayoría de las víctimas adolescentes tienen entre 15 y 17 años, aunque también las suele haber entre 12 y 13 años. Cada año la media de edad es inferior al anterior, lo que indica que la situación empeora paulatinamente.  

A estas edades, lo primordial es que las chicas profundicen en sus sentimientos hacia las situaciones que están viviendo y en el significado de la violencia machista, que es lo pretendido por este artículo.

El mal uso de la tecnología

Los beneficios de las nuevas tecnologías son indiscutibles y no podemos serles indiferentes. Los adolescentes las utilizan para mantenerse al tanto de sus novios o novias. También pueden ser utilizadas para ejercer control, convirtiéndose en uno de los mayores indicadores de una relación potencialmente abusiva.

El ciberbullying, violencia psicológica a través de las redes, difundir imágenes privadas, frecuentemente obtenidas con engaño y el denominado sexting, envío de mensajes sexuales explícitos, son una amenaza frecuente y que el maltratador o acosador  emplea para doblegar la voluntad de su víctima.

¿Qué pueden hacer los padres si su hija tiene una relación violenta?

Las noticias de los medios de comunicación muchas veces nos parecen lejanas, que le pasan a otros y que a nosotros nunca nos sucederá.  

Aquí hay que aplicar el dicho:”Donde menos se piensa, salta la liebre”

¿Qué hacer? Dialogar con su hija; mantenerse alertas; compartir con ella las experiencia que tuvieron en su propia adolescencia, ponerse en su lugar para sentir por lo que está pasando; inculcarle que el maltrato no se remite sólo a la violencia física, maltrato es también cuando la desvalorizan, cuando la amenazan y cuando la intimidan.

Este tema no se resuelve con una simple conversación, si normalmente invertimos mucho tiempo para inculcarles a nuestros hijos pequeños los hábitos de la vida cotidiana, mucho más tenemos que detenernos en este tema tan importante. Enseñar lo que es el buen amor, el amor verdadero, las características de una relación sana que hace felices y plenos, también forma parte del universo de ser padres.




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