Mi familia

jueves, 5 de septiembre de 2013

120.- FAMILIA, ESCUELA Y EDUCACIÓN


Educar es enseñar a vivir en sociedad.

La educación supone una interacción entre las personas que educan y las que reciben la educación; se produce un intercambio de relaciones personales.

La educación de los hijos es demasiado importante para dejarla sólo en manos de los maestros. Los padres deben ser agentes activos en el proceso educativo de sus hijos. La dinámica educativa incluye e integra, en una actividad permanente, a los hijos, como educandos y a los padres, a los maestros y a la comunidad en su conjunto, como educadores.
Hablar de familia y escuela es hablar, en primer lugar, de la responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos, y, en segundo lugar, de la necesidad de una colaboración estrecha entre los padres y los educadores. La participación de los padres en la educación de los hijos debe ser considerada esencial y fundamental, pues son ellos los que ponen la primera piedra de ese importante edificio que marcará el futuro de cada ser humano.

La familia: Es la institución básica de la sociedad y la más importante en los primeros años de la vida. Es la institución más cercana, donde el recién nacido encuentra el amor, el cariño y la ayuda que necesita para subsistir; donde se siente a gusto y empieza la socialización y el aprendizaje. Primero será la familia el grupo más importante y luego se extenderá a la guardería, la escuela, el colegio y los amigos, llegando finalmente al resto de la sociedad.
La familia forma a los individuos desde pequeños para que adquieran los valores y aprendan a adaptarse a la sociedad a la que pertenecen. En la familia conviven todos sus miembros y, dada la fuerza del ejemplo, es más fácil que los hijos aprendan las normas de conducta y los comportamientos sociales.  
Hay un aspecto fundamental que marca a la familia: la presencia de un niño. Desde una perspectiva evolutivo-educativa del niño, la familia supone:
* Un proyecto vital de existencia en común con un proyecto educativo compartido, donde hay un fuerte compromiso emocional.
Un contexto de desarrollo tanto para los hijos como para los padres y abuelos.
* Un escenario de encuentro intergeneracional y una red de apoyo
Desde esta perspectiva, la familia aparece como el mejor contexto para acompañar a la persona para transitar los cambios que implica necesariamente la vida. La armonía familiar, la comprensión y el apoyo aparecen como dimensiones centrales para la formación de valores propios de cada familia.   La transmisión de valores parece darse en forma principal a través de la familia siendo entonces el clima familiar con todos sus componentes socio-afectivos lo que da sentido a los valores, sin descuidar, como hemos dicho que hay otros agentes que intervienen en la transmisión de valores: los medios de comunicación social, las instituciones educativas, etc.
Ahora podemos tener una visión más clara y  más amplia de lo que significa la familia y la importancia que tiene para una vida en sociedad. Sin olvidar que también pueden surgir problemas si esta misión de integración social no se lleva acabo por una mala gestión.

La escuela: No podemos olvidar el papel de la escuela, llámese guardería, colegio o instituto, para reforzar todos estos valores y muchas veces introducir otros nuevos.
Desde su más temprana edad, el niño se socializa con sus compañeros de guardería. El niño pequeño, una vez acostumbrado, lo pasa mucho mejor en la guardería con sus congéneres que en la casa solo con sus padres. Ya en el colegio, se estrechan los lazos de amistad y el niño aumenta sus conocimientos en un ambiente de compañerismo y se desarrolla física, intelectual, emocional y socialmente.
La escuela aporta, además de la formación intelectual, toda una serie de valores que se integrarán en la personalidad del educando. Allí aprende a respetar al otro, a tenerle en cuenta; fijémonos en los valores que aporta la práctica de los deportes en grupo: solidaridad, altruismo, generosidad, competitividad, constancia, esfuerzo, etc.

Familia + Escuela: El ideal: Familia y escuela son los dos baluartes del proceso educativo, y la sintonía entre los dos ámbitos, además de generar confianza entre padres, madres y profesores, estimulará en el niño la idea de que se encuentra en dos espacios diferentes pero complementarios.
En los primeros años de vida, junto a otras instancias socializadoras, la familia es la principal. Después, el ambiente familiar y escolar son los que más influyen en el desarrollo del individuo y su proceso educativo, por tanto, es fundamental la colaboración entre todos aquellos que intervienen.
Entre la escuela y la familia debe existir una estrecha comunicación y unificación de criterios de actuación y apoyo mutuo. Las APAS (Asociación de Padres de Alumnos) tienen mucho que decir al respecto. En un ámbito más personal, debe ser recuente la visita de los padres al "tutor" de su hijo para informarse mutuamente y aunar criterios de colaboración.
Los padres y docentes deben exigirse día a día por complementarse más y trabajar en comunión, para alcanzar el objetivo primordial de una sociedad, entregar a ésta, hombres y mujeres responsables, útiles, con valores que, aporten y no sean una tara en el futuro. 
Hay que destacar la necesidad educativa de fomentar la cooperación entre las familias y los centros escolares, al mismo tiempo que resaltar los múltiples efectos positivos que conlleva tanto para los alumnos como para los padres, profesores, el centro escolar y por supuesto la comunidad en la que éste se asienta. La participación de los padres en la vida escolar repercute en una mayor autoestima de los niños, un mejor rendimiento escolar, mejores relaciones padres-hijos y actitudes más positivas de los padres hacia la escuela, ya que los padres consideran que los profesores más competentes son aquellos que trabajan con la familia.

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