Mi familia

lunes, 21 de enero de 2013

88.- DESARROLLO DE LA MOTRICIDAD


El dolor de riñones
Este periodo es fundamental para su desarrollo posterior como persona integrante de una sociedad, con unos valores, normas y actitudes que hay que respetar y con los que hay que convivir.

El niño va a experimentar grandes cambios y progresos en todos los ámbitos del desarrollo: mental, motor, afectivo social y lenguaje. Cada niño tiene su propio ritmo de crecimiento y desarrollo, atenderemos a la generalidad. Tanto el ambiente familiar como el educativo van a determinar su desarrollo.

Conocer cada etapa, saber de sus posibilidades y de sus necesidades, es imprescindible a la hora de establecer unos objetivos, unas unidades didácticas, una programación. 

Hasta el cuarto o quinto mes:
Tumbado boca arriba:
Desarrollamos el tono muscular de cuello y tronco, cogiéndole de las manos y tirando del niño hasta llegar a la posición de sentado, dejando que vaya haciendo cada vez más fuerza para incorporarse.

Jugamos a “aserrín-aserrán” potenciando, al mecerlo suavemente hacia atrás y adelante, el control y fortalecimiento de los músculos del cuello y tronco.

Le estimulamos el volverse hacia un lado y hacia el otro, llamando su atención con juguetes que colocamos a un lado u otro. 

Le damos una mano para que se incorpore, incitándole a hacerlo apoyando la mano que no le agarramos.


Tumbado boca abajo:
Intentamos que levante la cabeza para mirar hacia objetos sonoros y/o luminosos que le presentamos, haciendo apoyos de brazos y manos para incorporarse.

Podemos ofrecerle juguetes para que se entretenga; jugar con él a quitarle los juguetes, a ofrecérselos, a golpearlos uno contra otro, contra el suelo... En esta posición le ponemos frente al espejo, esperamos a que intente acariciarse, le dejamos tocar el espejo, mirarse, jugar con él.

Una vez que se encuentra a gusto en esta posición le ofrecemos los juguetes a una cierta distancia para que intente arrastrarse para cogerlos, si no lo consigue facilitamos el movimiento doblando la pierna y dejando que el niño de él último impulso.


A partir del quinto o sexto mes:

Favorecer la posición de sentado, inicialmente con apoyos, respaldo de la silla, almohada o cojines y posteriormente procurar que haga apoyos con las manos para pasar a sujetarse sin ayuda.

Colocar al niño a “cuatro patas” y dejarle así unos segundos, enseñarle un juguete llamativo y esperar a que despegue una mano del suelo, no importa si pierde la postura, dejamos que lo manipule y volvemos a repetir el ejercicio.
Poco a poco se mantendrá más tiempo en esta postura y, al despegarse del suelo para coger el juguete, dejará de caerse. Posteriormente le alejaremos más el juguete para que avance un poco.

Una vez que comienza a gatear, permitir que se desplace libremente por los lugares donde no exista peligro y en espacios abiertos.

Así mismo irá mostrando deseos de experimentar, subiéndose y bajándose a sillones, pequeños escalones, etc.

Una vez que observamos que el niño va cogiendo fuerza en las piernas, facilitaremos que se mantenga de pie soportando su peso y apoyándose en muebles o personas.

Estimular la deambulación (andar), cogiéndole de ambas manos.

  
 Movimientos que exigen mayor precisión manipulativa.
Le ayudamos a descubrir sus manos colocando pulseras sonoras que llamen su atención. Frotamos sus manos entre ellas y con las nuestras.
Canción de los “cinco lobitos”, moviendo ambas manos al ritmo de la música.

Tocar palmas; abrir y cerrar los dedos (adiós) agitar las manos..., etc.

Juegos de coger con las dos manos: Ofrecerle juguetes para que los coja y se los vaya pasando de una mano a otra; trabajar distintos movimientos de la mano (girar, apretar, empujar...)

Jugar con materiales de distinta textura con el fin de que ejercite la presión

y mantenimiento de objetos para manipularlos como: escurrir el agua de la esponja, apretar un peluche, tirar agua de un recipiente ...

Al final de la etapa, utilizar el índice para hurgar en un centro de actividad con rueda de teléfono, clavijas, diferentes agujeros, etc. Mediante estos juegos lo que se consigue es separar (disociación) el dedo índice de los demás. Cuando el niño haga esto espontáneamente, reforzarlo.

Ofrecemos pivotes con aros para que los meta y saque.

Facilitamos la manipulación de objetos cada vez más pequeños (con supervisión del adulto). Hasta llegar a iniciar la pinza digital a los 8-10 meses (presión con índice y pulgar) ofreciéndole objetos más pequeños para que los coja.


RECUERDE:
Esté pendiente cuando su bebé manipule objetos que puedan entrañar algún peligro.


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